Ayer tuve cena de Navidad. Y aunque los astros no se pusieron muy de mi parte para poder llegar a tiempo, lo compensó todo lo demás.
El autobús
se retrasó, el tren llegó tarde y salió con demora, y al final llegué 40
minutos más tarde de lo que habíamos quedado. Una vergüenza para mí y mi
puntualidad del norte de Europa.
Pero fueron
buenas chicas todas, me esperaron para cenar y me dieron un abrazo enorme.
Cenamos en
el Ginos, una de las pocas cadenas de restaurantes que tiene opción celíaca; y
debo decir que tanto la comida como la atención fueron espectaculares; creo que
pocas veces me he encontrado con camareros tan encantadores y eficientes.
Nos reímos
mucho, hablamos del trabajo (ex trabajo en el caso de alguna); de cartas
astrales y lo mucho que L.M. y M.L. se parecían porque eran del mismo signo y
día de nacimiento; del nuevo proyecto de E., lo bien que le iba y lo feliz que
estaba; del ascenso de L.M. y lo mucho que significaría para su carrera y currículum;
de novios, exnovios y amores varios; y en general lo pasamos bien.
Después
salimos a bailar a un sitio de estos que yo pensaba que ya apenas había: WMCA
alternando con Lo Malo, rodeadas de mayores de 40, parejas muy pegadas, memes
en las pantallas, carteles de Los Ángeles de Charlie, mucho ambiente y un
compañero de trabajo que descubrimos que era DJ en sus horas libres.
Si os llama
la atención el ambiente, no dudéis en buscar el Tónica 90, en Alcobendas.
Llegamos
tarde a casa entre nieblas, ¡cuidado que no se ve nada!, risas, más abrazos,
promesas de volver a vernos prontos y ¡feliz Navidad!
En
conclusión, una cena agradable, muchas risas y un Obi ofendido y mimoso por
haberle dejado solo en mi día libre.
¿Vosotros habéis tenido cenas de Navidad? ¡Contadme en los comentarios! 😊
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